Entrevista
DENTELLADAS DE ROCK AND ROLL
Por
P. Urquidi.
Tony Luz y Josele Marín,
ex guitarristas de Bulldog,
juntos de nuevo en Salamanca
Veintitantos
años después de la disolución de Bulldog, Tony Luz y Josele Marín, guitarristas
y cantante del legendario grupo de rock’n’roll, se han vuelto a juntar para
ofrecer un concierto en el célebre Café Corrillo de Salamanca, el viernes 11 de
abril a las 23.30 horas. ¿Te lo vas a perder?
Sonarán
versiones de temas clásicos de rock, de Elvis Presley, Gene Vincent, Bill Haley
o Eddie Cochran, y temas del repertorio de Bulldog, ésos que convirtieron al
grupo en una referencia del rock’n’roll en español, como Látigo, Manolita
Gómez, El rock del 600, El ingeniero rockero, Campo de concentración, Cicuta,
hielo y ron o Dr. Glóbulo. Las letras entrañables y cercanas, llenas de humor y
costumbrismo, que retratan nuestra realidad lejos de los tópicos al uso que
pueblan las canciones de enormes Cadillac y poderosas Harley-Davidson; y el
sonido claro, limpio y rotundo, donde las guitarras suenan directas y afiladas,
y la voz se impone con suavidad sobre el resto, volverán a juntarse sobre un
escenario el día 11 de abril. Para la ocasión, Tony y Josele estarán
acompañados por Alfonso Múgica y Ángel de los Ríos, contrabajista y batería,
respectivamente.
Pero
eso no es todo. El programa se completa con un concierto didáctico en la Escuela Municipal
de Música y Danza de Salamanca, en la que Josele y Tony repasarán los estilos
del rock’n’roll, y que tendrá lugar a las 20.00 horas (más detalles en
www.santitamariz.com/bulldog/); y con
la actuación como teloneros en el concierto del Corrillo de Rockabilly Duet,
dúo formado por el contrabajista Klaus Villarroel y el guitarrista Santi
Tamariz, quienes actuarán en solitario al día siguiente en el Hard Rock Club La Sociedad a las 21:30.
Precisamente
ha sido Santi Tamariz un conocido
músico de la escena del rock que actualmente reside en Salamanca, el impulsor
de la reunión de Tony y Josele. Con él y con los dos protagonistas de esta
historia nos reunimos en un café de la plaza de Ópera de Madrid para que nos
contaran más detalles sobre la historia de Bulldog y sus proyectos personales.
Pregunta.– En los años ochenta, cuando
vosotros empezasteis, había claras diferencias entre los rockers de Madrid y
los de Barcelona, entre lo que hacíais vosotros y grupos como Los Rebeldes, por
ejemplo. Pero no era una cuestión de mejores o peores, sino que tenía más que
ver con el contenido y la forma de las letras, que eran totalmente diferentes,
con más humor. Vosotros hablabais de Manolita Gómez, del 600...
Tony Luz.– A mí fue lo que más me
gustó. Las letras son más costumbristas, más cercanas, más cómicas y, sobre
todo, más entrañables. Cuando Josele y Jorge [Ortuño, el batería de Bulldog] me
presentaron las maquetas del grupo que tenían entonces, que se llamaba
Cocodrilo, lo primero que me llamó la atención fue la temática de las letras. Y
esa fue una de las razones que me animaron a entrar en el grupo, primero como productor
y luego como guitarrista. Cocodrilo se disolvió, porque había un sector mod y
un sector rocker, el mod se fue por su lado y en el rocker nos unimos nosotros
y creamos Bulldog.
Eso
fue lo que me animó a volver a tocar, porque yo por entonces iba de ejecutivo
en Hispavox. Lo que me gustó fue ese planteamiento, y que además estaban
abiertos a hacer no solamente lo típico, sino a ir más allá.
Pregunta.– Eso se notó sobre todo en
el segundo disco, Swing On The Rocks (Hispavox, 1985), ¿no?
Tony.– No sólo en el segundo, en el
primero ya había cosas más allá. Pero sí es verdad que en el segundo disco
había muchos palos diferentes, era mucho más abierto. El rock’n’roll, al menos
como yo lo concibo, es muy amplio y abarca diferentes estilos: rockabilly, country,
blues... No se puede poner fronteras. Además ten en cuenta que estos chavales
llegaron a mí cuando yo ya estaba tarra y tenía una visión más amplia de la
música. Como ellos, por eso nos entendimos tan bien.
Josele Marín.– Yo recuerdo que una de las
cosas que no me gustaban eran los tópicos, las imágenes manidas. Me refiero a
cosas como “voy con mi chica en mi viejo Cadillac...” Pero sí en España lo que
había eran Seiscientos (600). De hecho, Jorge tenía uno y ahí cargaba la
batería cuando era Cocodrilo. Entonces, ¿qué era El rock del 600? Pues un
intento de hacer una letra graciosa, kistch,
como dijo un día un periodista; pero claro, sin Cadillac y con un tío con cazadora
de cuero negro y el pelo repeinado que iba en un 600, pero muy digno.
Y
otra cosa que procurábamos evitar musicalmente era ceñirnos a los tres acordes;
¿por qué, si podía hacerse de otra manera? La mezcla de todo eso era lo que
definía a Bulldog.
Pregunta.– Contadnos qué estáis
haciendo ahora, qué proyectos tenéis. Tú, Tony, estás con Los Silvertones
Tony.– Sí, y ahora estamos haciendo
las maquetas de lo que será nuestro primer disco. Tenemos doce temas, de los
cuales dos son instrumentales, pero necesitamos apoyo económico para meternos en
el estudio, porque no quiero grabar con máquinas. Entre las maquetas hay un
tema cojonudo que se llama Popeye, y que cuenta con humor el triángulo amoroso
que se crea entre Popeye, Olivia y Brutus. Es una letra de Jorge
Ortuño.
Y
luego, además de producir y componer, estoy haciendo un disco propio que será
sólo instrumental; pero en ése ya me he quitado las vergüenzas y lo estoy
grabando en casa con ayuda del ordenador.
Pregunta.– Y tú, Josele, estás con Bim Bam.
Josele.– Sí, pero con más gente
también. Yo llevo once años tocando en el bar La Frontera con el grupo Los
Despreciables;
una vez al mes, que se dice pronto. Ese grupo continúa. Y aparte he tenido,
durante diez u once años también, otro grupo que se llamaba Bim Bam. Hace poco
nos volvimos a juntar para tocar en el Segundo Jazz de Madrid y como el
concierto tuvo bastante éxito, hemos decidido volver a tocar juntos como Bim Bam.
Empezaremos en mayo.
Aparte
de todo eso, he hecho un disco de blues, a medias con el guitarrista de Los
Despreciables, Juan Antonio Navarro. Éste tenía un grupo que se llamaba Avenida
Pasión, junto con el batería con el que vamos a tocar en Salamanca, Ángel de
los Ríos. El disco lo hemos hecho por el gusto de hacerlo, con una producción muy
cuidada de Juan Antonio, porque él produce música para televisión, y se lo
hemos regalado a ilustres personas, como Wynton Marsalis.
Pregunta.– Ya para terminar me gustaría
que me contaseis las diferencias musicales que existían entre vosotros cuando
estabais en Bulldog. Porque tú, Tony, siempre has sido el más rockero...
Tony.– Bueno, sí, aunque durante
algunos años he sido más popero, en mi etapa de Pekenikes. Pero es verdad,
estoy muy apegado a las raíces.
Pregunta.– Y a ti, Josele, te gusta más
el jazz, el swing...
Josele.– El swing y el viejo jazz, el
de las big bands, siempre me han gustado; pero mucho. Nunca he estado limitado
musicalmente.
Pregunta.– Una última curiosidad. ¿Por
qué decidisteis separaros después de la grabación del segundo disco, en 1985?
Tony.– Pues porque habíamos llegado
a un punto en el que teníamos diferentes ideas de hacia donde queríamos ir
musicalmente y antes de empezar a discutir preferimos separarnos y seguir cada
uno nuestro camino. Recuerdo que el primer disco, Bulldog (Flush-Hispavox,
1983), salió como un tiro. Eramos un grupo muy unido, con la misma visión y
muchas ganas. De hecho, lo grabamos en muy poco tiempo y tocando en directo,
todos juntos. Pero en el segundo las diferencias entre nosotros empezaron a ser
más evidentes, habíamos perdido parte de nuestra frescura. A pesar de todo se
trata de un disco muy bueno, en el que nos abrimos a otros estilos.
Creo
que el tiempo nos ha dado la razón, porque nos separamos de buen grado y ahora
seguimos siendo amigos.
Fdo.:
P. URQUIDI.